Quién nos iba a decir que la visita a la céntrica sede de Retabet junto a la Herriko Plaza de Barakaldo, una otoñal tarde de diciembre, con el fin de animar a los jugadores gualdinegros antes de la eliminatoria copera frente al Valencia CF, nos iba a proporcionar, además de una foto con varios jugadores gualdinegros, la posibilidad de participar en un sorteo cuyo premio era acompañar al equipo en algunos de los desplazamientos que aún le restaban por hacer fuera de Euskadi.
Una iniciativa esta que surge, según me consta, desde el corazón del Cuerpo Técnico y la Directiva del Barakaldo C.F. y que cuenta con el apoyo del mencionado patrocinador de la entidad gualdinegra. Una acción que brinda la posibilidad de acercar el club al socio de una forma que en otros muchos equipos sería imposible y de vivir una experiencia realmente única.
Quién nos iba a decir, con todo, que, pocos días después, nuestros nombres aparecerían en la web del club como agraciados a disfrutar de dicha experiencia, con una fecha y un destino ya asignado también por sorteo: el fin de semana del 2 y 3 de abril, Majadahonda, Madrid.
He de admitir que hasta que no tuvimos encima dicha fecha, se me había olvidado casi por completo la misma. Evidentemente, a un chaval de 10 años, gualdinegro desde la cuna, acérrimo seguidor del Baraka y asiduo cada jornada a Lasesarre, ese primer fin de semana de abril lo tenía grabado a fuego en su memoria; así, al término del choque contra el Ebro, Asier, mi sobrino, el que no se había olvidado, me recordó: “tío, la semana que viene es lo del viaje a Majadahonda”.
Efectivamente, la siguiente jornada tocaba que dos intrusos se colasen en el autobús de la plantilla y se apegasen a los jugadores y cuerpo técnico. Dos intrusos que dejaron de sentirse como tal desde que aparecimos en las inmediaciones de Lasesarre el pasado sábado en torno a las 15:00 de la tarde. Y es que del primero al último miembro de la expedición gualdinegra se volcó para que esa sensación desapareciera y, por tanto, nos sintiésemos como uno más, como unos miembros más de una gran familia.
Y es que así se podría definir al grupo que conforma este año el staff técnico y deportivo del Barakaldo CF, como una gran familia, como una gran cuadrilla bien avenida. Un grupo que en el autobús compartía cartas, chistes, vaciles, que veía partidos o escuchaba música y que se comportaba de maravilla entre sí y con nosotros; un grupo de chavales con los que pasamos un buen rato viendo el Barça – Madrid, con los piques correspondientes en función de sus simpatías hacia uno u otro, o compartiendo mesa y mantel en la cena. Un bloque profesional que asistía ampliamente concentrado a la charla técnica que el míster les brindó antes del inicio del choque y a la que también tuvimos el enorme privilegio de asistir y disfrutar con la boca abierta. Un equipo que peleó en la cancha del Rayo Majadahonda y que, pese a llevar el peso del partido durante casi la totalidad de los 90 minutos, no tuvo el acierto de cara a puerta pero que, a pesar de ello, nos invitó a acceder a su vestuario para que viviésemos el post-partido.
En fin, como ya he dicho, una experiencia inolvidable que tanto mi sobrino Asier como yo mismo queremos agradecer al club. Pese a que ya nos sentíamos (somos) miembros de la familia gualdinegra por ser socios de la entidad, iniciativas como esta amplifican y refuerzan ese sentimiento. Ahora, como toda familia que se precie, lo que toca es vivir en unión buenos momentos, grandes celebraciones y esperamos que este año así sea. Buena pinta tiene, desde luego. Para empezar, este sábado, tanto Asier como yo, estaremos en nuestra casa, en nuestro asiento de Lasesarre, alentando a los chavales para superar el importante choque contra el Castilla, con más fuerza que nunca gracias a los momentos vividos el pasado fin de semana.
AUPA BARAKA!
Raúl Luceño – Socio 223