Las instituciones, asociaciones y cualquier tipo de agrupación con intereses comunes necesitan. entre otras cosas, de signos y señales que las identifiquen y distingan del resto de colectivos. Como en la mayoría de los clubs, en el nuestro su identidad la escenifican el escudo, la bandera y el himno. Y así como los dos primeros son sus emblemas más significativos, el himno supone la exteriorización de la alegría y celebración que une en un mismo sentimiento a cuantos lo interpretan, pudiendo afirmar sin el menor género de dudas que el seguidor necesita de este cántico como instrumento insustituible para animar al equipo y reivindicar su adhesión a lo que éste representa.

Barakaldo ha sido de siempre un pueblo amante de la música. Su centenaria Banda Municipal de Música, el laureado y también centenario Orfeón Barakaldés y el importante número de agrupaciones corales así lo corroboran. Pues bien, con estas condiciones resulta difícil imaginar que su equipo de fútbol más representativo careciese de algún cántico o himno, y efectivamente tal circunstancia no se ha dado jamás.

El Barakaldo CF., desde su fundación en 1917 nunca ha estado huérfano de dedicaciones musicales. En el Libro del 75 Aniversario, su autor Carlos Ibáñez menciona cuatro himnos históricos: Un pasodoble en el año 1918, un popurri en 1922, un pasodoble en 1924, obra de Tomás Crespo y un anónimo en 1927, todos ellos de carácter popular y actualmente desconocidos para la mayoría de la afición. Es a partir de 1957, cuando se fragua una canción que cala en los seguidores baracaldeses y es asumida oficiosamente  como himno; ello se produce con ocasión del descenso a 3ª División y los entonces dirigentes promueven una campaña para levantar el ánimo a la afición y evitar que decaiga su apoyo. Una las actuaciones de dicha iniciativa fue la de “bombardear” el pueblo mediante el callejeo constante de un coche dotado de megafonía emitiendo alternativamente mensajes al respecto y el popular pasacalles del maestro D. Borea,

Con el paso del tiempo la idea de tener un himno oficial se fue convirtiendo en un anhelo necesario. Durante la temporada 1971-72, coincidiendo con la sobresaliente campaña que realiza el equipo y que culmina con el ascenso a la 2ª División, un miembro directivo del Club conoce casualmente al entonces Director de la Banda Municipal de Madrid, el baracaldés Rodrigo A. de Santiago, que informado de tal circunstancia gustosamente se ofrece para componer la música del himno oficial del Barakaldo C.F., dejando la letra del mismo a la preferencia de la directiva. Para ello se realizan gestiones en pos de lograr un texto adecuado y prontamente se presentan dos composiciones; una titulada “Barakaldo Traka Trá” del popular escritor baracaldés Carlos Ibáñez y la otra “Que somos del Barakaldo” cuyo autor es el sacerdote coadjutor de la Parroquia de San Vicente, Ramiro Betolaza. Después de ciertas dudas y alguna polémica resuelta satisfactoriamente, se optó por la segunda y se remitió el texto al compositor para su adaptación a la partitura.

Finalmente el 12 de mayo de 1972, el Himno Oficial del Barakaldo, C.F., con música de Rodrigo A. de Santiago y letra de Ramiro Betolaza fue estrenado ante un entusiasmado auditorio que abarrotaba el antiguo Teatro Barakaldo, además se grabó un disco en cuatro versiones distintas interpretadas por la Banda Municipal de Música de Barakaldo, Schola Cantorum de San Vicente, Banda de Txistularis y el grupo Los Cuatro del Txoko. Por su parte el popular grupo musical Los Chimberos, puso música y grabó el “Barakaldo Traka Trá”. Ambos himnos han arraigado con fuerza en la afición, que los canta con entusiasmo y pasión tanto para recibir al equipo cuando salta al campo como cuando necesita de su apoyo.